Help

jakob-lorber.cc

Capítulo 3 Cartas de Jesús

Tercera carta de Abgaro a Jesús

1. Abgaro, pequeño príncipe de Edessa, a Jesús el Salvador que apareció en la región de Jerusalén, ¡Eternamente toda alabanza!.

2. En tu magnífica carta de gracia, que Tú Señor, Señor Dios desde toda la Eternidad, me has enviado a mí gusano del polvo, en Tu infinita bondad, para mi gran consuelo y el de mi hijo, ya había reconocido con toda lucidez y claridad, antes de esta carta que te envío hoy, que el Amor Supremo tiene que habitar en Ti. Si no fuera así, sería imposible que Tú, el único Dios de todos cielos así como de esta tierra, me hayas concedido a mí, un gusano ante Ti, tal poderoso reconfortamiento al haber pensado en mi hijo, que te ama sobre todas cosas. — No puedo, Señor, darte a cambio otra cosa más, bajándome al polvo de mi insignificancia ante Tu nombre santísimo, que ofrecerte mi agradecimiento en prenda de nuestro amor tan entrañable; acuérdate siempre de nosotros en Tu incomprensible clemencia.

3. El amor hacia Ti de mi hijo tan enfermo, ha suscitado en mí, desde hace unos días, un ansia de amor por Ti. Señor, perdóname que te lo participe en esta carta. — Bien sé, que Tú conoces nuestros pensamientos ya antes de que yo y mi hijo los hayamos pensado. Te escribo sin embargo, como se escribe aun hombre, y lo hago conforme al consejo de aquel joven pobre que me encomendaste y que ahora se encuentra bien atendido en mi casa. Él me dijo que quien quiera recibir algo de Ti, tiene que acercarse así a Ti.

4. Este joven afirma haberte visto. Tiene un talento descriptivo muy sencillo y Te detalla, me parece, con suma exactitud y acierto. Este joven, que a causa de su talento me es muy querido, para nuestra gran alegría nos describió recientemente Tu figura de una forma tan clara, que yo y mi hijo, que aún vive, pero que por cierto ya está muy débil, creímos verdaderamente verte. En mi ciudad vive un gran artista en el arte de pintar. Siguiendo a descripciones del joven, hizo inmediatamente un retrato de Tú cabeza con el pecho. Esta imagen nos sorprendió tanto más, para mi mayor alegría y la de mi hijo, cuando el joven pobre aseveró que Tú, ¡oh Señor, justamente así parecías!

5. Por lo que aprovecho también esta ocasión, para enviarte Tu propio retrato a través del fiel portador de ésta mi carta, con el correspondiente agradecimiento a Ti, para que lo examines y me digas si este cuadro se parece verdaderamente a Ti.

6. ¡Oh Jesús, Tú, buen Salvador de todos los hombres, no te enojes con nosotros por eso!. Pues no una vana curiosidad, no, sino un puro y grandísimo amor hacia Ti nos impulsó a ello, haciéndonos pintar de este modo la más valiosa alhaja de nuestro corazón, para que pudiéramos hacernos alguna idea de Ti, que has llenado nuestro corazón con Tu Amor hasta la profundidad más honda, y has llegado a ser nuestra mayor riqueza, nuestro mayor consuelo y el más delicioso adorno nupcial de nuestro corazón, en la vida y en la muerte.

7. ¡Oh Señor!, ¡no dejes jamás de acordarte de nosotros en Tu corazón! — ¡Que se haga Tu Santa Voluntad!

Respuesta de Jesús enviada por el mismo mensajero del rey antes de los 10 días

8. »¡Mi bendición, Mi Amor y Mi Gracia, a ti, mi muy querido hijo Abgaro!.

9. Yo digo frecuentemente aquí en Judea, a aquellos que he curado de toda clase de males corporales: "Mira, esto lo ha hecho tu fe". — Mas a ninguno he preguntado todavía: “¿Me amas?” Y hasta ahora ninguno me ha dicho desde el fondo de su corazón: “¡Señor, yo te amo!”

10. Pero tú ya creías mucho antes, que Yo soy el Único, sin haberme visto. Y ahora ya me amas como uno que ha renacido por el fuego del Espíritu desde hace ya mucho.

11. ¡Oh Abgaro, Abgaro! Si supieras y pudieras comprender cuanto te amo por eso y que gran alegría das a mi eterno Corazón de Padre — una felicidad demasiado grande te ahogaría de tal modo que no podrías vivir nunca más.

12. Sé firme ante todo lo que durante un tiempo oirás sobre Mí de los malos judíos, que pronto me entregarán en las manos del verdugo. Mas si no te escandalizares cuando lo oigas decir, serás espiritualmente el primero después de tu hijo, que participará vivamente en Mi Resurrección de la muerte.

13. En verdad, en verdad te digo: los que creen que Mi Doctrina ha salido de Dios, esos resucitarán en el último día, cuando cada uno reciba su justo juicio. Pero los que me aman como tú, esos jamás gustarán de la muerte. Sino que como el más rápido pensamiento, así tan deprisa, así serán transfigurados de esta vida del cuerpo a la más luminosa vida eterna, y habitarán conmigo, su Padre desde la eternidad. Tales cosas sin embargo, guárdalas cuidadosamente en secreto hasta que Yo haya resucitado.

14. Poco después, como ya te había prometido en mi primera carta, llegará a tu casa un discípulo y te hará sanar a ti y a toda tu casa, corporal y espiritualmente, excepto a tu hijo, el cual entrará sin dolor delante de Mí en Mi Reino.

15. En cuanto al parecido entre Mi aspecto físico y el retrato que me has enviado por tu mensajero, te lo dirá fielmente él, tu mensajero, quien ya me ha visto ahora tercera vez. Quien desea una imagen de Mí con esa intención tuya, no peca. Porque el Amor soporta todo. Pero desgraciado de aquél que quiera hacer de Mi imagen un ídolo — ¡Pero guarda igualmente este cuadro en secreto!

Capítulo 3 Vista móvil Aviso legal