Help

jakob-lorber.cc

Capítulo 6 Cartas de Jesús

Sexta carta de Abgaro a Jesús escrita diez semanas después.

1. Abgaro, pequeño príncipe de Edessa, a Jesús, el buen Salvador, ¡toda salud a Aquél que ha aparecido en la región de Jerusalén como salvación para todos los pueblos con buen corazón y la buena voluntad de poner en práctica Su Palabra!.

2. ¡Oh Señor, perdóname mi gran atrevimiento y ya descarada impertinencia!. Pero Tú sabes que los buenos médicos siempre tuvieron la mayor consideración entre los hombres porque siempre poseían los conocimientos más ciertos, también en las cosas de la naturaleza, y por eso todo el mundo se dirigía preferentemente a ellos para obtener aclaraciones en caso de grandes y extraordinarios fenómenos naturales. ¡Cuán infinitamente más alto que todos los médicos expertos del mundo en todas las ciencias naturales estás Tú, que no solamente eres un médico en todas las cosas, sino también al mismo tiempo, el Creador y el Señor eterno de toda la naturaleza!

3. Es a Ti solo, y sólo a Ti, a quien puedo exponer la presente desgracia particular y extraña de mi nación, y suplicarte desde lo más hondo de mi corazón que apartes esa singular desgracia.

4. Como Tú sabes perfectamente hace tiempo, un pequeño terremoto se sintió aquí diez días, el cual, eternamente seas agradecido, pasó sin dejar huellas; sin embargo, unos días después de ese terremoto empezaron a ponerse turbias todas las aguas. Todo aquel que bebió ese agua empezó a tener dolor de cabeza y se volvió loco.

5. Promulgué enseguida una orden severa: que nadie utilizara el agua en todo el país, hasta que yo lo autorizase nuevo. Todos mis ciudadanos, durante ese tiempo, debían venir a mi casa en Edessa, donde recibirían vino y agua que, para tal fin, hice traer expresamente desde bastante lejos en grandes embarcaciones.

6. Creo no haber cometido ninguna mala obra, pues me impulsó sólo el puro amor y la verdadera piedad por mi pueblo. Por esto te pido a Ti, oh Señor, con toda humildad y contrición de mi corazón, que accedas a ayudarme a mí y a mi pueblo en este apuro.

7. Porque el agua no se aclara y sus efectos dañinos siguen siendo los mismos. Oh Señor, sé que todos los poderes, buenos y malos, están a Ti sometidos y tienen que ceder a Tu menor señal. Por lo que te suplico que, misericordiosamente tengas piedad de mí, librándome de esta plaga, por mi pobre nación, —¡Hágase Tu divina y santa voluntad!

8. Cuando el Señor hubo leído esta carta se indignó profundamente en su interior y exclamó en voz alta como un trueno: “¡Oh Satana, Satana!. ¿¡Cuánto tiempo aún quieres tentar a Dios, Tu Señor!? ¿Qué te hizo, malvada serpiente, este pobre, buen pueblecito para que le envíes plagas de esta manera tan monstruosa?”

9. Para que nuevamente sepas que Yo Soy Tu Señor, ¡que cese al instante tu maldad sobre este pueblo! Amén.

10. ¿¡No te limitaste antaño a tentar solamente la carne de los hombres, lo que Yo te permití como con Job!? ¿¡Qué haces ahora con Mi tierra!? — Si tienes valor, ¡atácame a Mí! ¡Pero deja en paz mi tierra y a los hombres que me llevan en su corazón, hasta cuando Yo te lo permita para tu última prueba de libertad!

Capítulo 6 Vista móvil Aviso legal