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Capítulo 13 El Gobierno de Dios, Libro 1

30. Por esto, ¡Huye! Y llora e implora allí adonde te lleven tus pies. Donde ya no puedas mantenerte de pie, ¡allí quédate, llora, implora y reza, para que no perezcáis, tú y Eva, y todos los demás por culpa tuya!».

31. Acto seguido Adán se levantó para marcharse, conforme a la orden del ángel de Dios; pero sus pies estaban como paralizados... Por esto empezó a temblarle todo el cuerpo porque tenía miedo de que le iba a alcanzar el juicio de Dios con el que el ángel del Señor le había amenazado.

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