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Capítulo 15 El Gobierno de Dios, Libro 1

La confesión de Caín

19. A estas palabras de Caín, Abel volvió a pisar el suelo, se acercó a su hermano y le respondió: «Caín, débil hermano terrenal mío e hijo de Adán y Eva, ¡levántate y sígueme! Porque volveré a llevarte con tus padres y con todos tus hermanos, donde encontrarás en plenitud todo de lo que careces aquí.

20. Pero una vez que hayas calmado tu hambre y tu sed, dirige tus pensamientos al Señor en su gran Amor y su Gracia misericordiosa, y acuérdate que lo primero es lo último, y lo último es lo primero.

21. Ahora sígueme con toda paciencia y toda afabilidad, y que de ahora en adelante toda tu potencia sea paciencia y toda tu fuerza sea afabilidad; porque de esta manera incluso tú encontrarás la Gracia de Aquel cuyo Amor es infinito en todas las eternidades».

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