Capítulo 17 | El Gobierno de Dios, Libro 1 |
4. Y ¡ay de aquel que ose enfrentarse con su padre! A él le miraré con ojos de ira, porque la cabeza del padre es como la Santidad de Dios. Cada uno que en su corazón esté arrepentido puede ser atendido; sin embargo, a todo aquel que profane el menor indicio de mi Santidad, el fuego inextinguible de ella le agarrará y consumirá cada lágrima de arrepentimiento en él, con lo que perecerá para siempre. |
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