Ahí ves la gran astucia de Abel que por su gran hipocresía quiere incitar al Señor a que, en su gran ceguera, finalmente le entregue todo su Poder a él... con la intención de que después pueda echarle de su trono... Con lo que después Dios se consumirá en la Tierra, mientras que Abel será un Dios soberano en el trono de Jehová, eternamente. – El Gobierno de Dios, Libro 1, Capítulo 19, Párrafo 15
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