Oh, tú, cuya ceguera durará hasta el final de todos los tiempos, llévame pues de víctima inocente, y procede conforme a tu maldad fuera y dentro de ti, para que quede manifiesto que tu serpiente es una eterna embustera mentirosa... De modo que después ya experimentarás en ti mismo quién de entre tú y yo es el engañado... – El Gobierno de Dios, Libro 1, Capítulo 19, Párrafo 20
|