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Capítulo 2 El Gobierno de Dios, Libro 1

¡A mis amigos y amigas diles que no amen a mis siervos más que a Mí! En vez de confiarles su salvación a esos siervos, que la pongan en mis manos, confiando plenamente en Mí. El siervo, si no quiere caer en descrédito, tiene que actuar conforme al reglamento, porque únicamente el legislador está encima de la ley y, como administrador, puede designar a quien quiera. Pero quien viene a Mí, a él le puedo eximir de la ley. – El Gobierno de Dios, Libro 1, Capítulo 2, Párrafo 4

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