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Capítulo 22 El Gobierno de Dios, Libro 1

Hanoc, el hijo de Caín, como legislador

7. Ahora conocéis mi voluntad. Si dentro de la severidad de la justicia queréis subsistir observando las leyes del orden para evitar el juicio que os alcanzaría a todos si en el entorno de la justicia no constase “juicio por juicio”, ¡entonces actuad conforme a mi voluntad!».

8. Acto seguido todos se fueron para poner manos a la obra para construir una ciudad. De esta manera estuvieron trabajando durante sesenta años, y como las construcciones frecuentemente se derrumbaban, necesitaban mucho tiempo para erigir el edificio para el nuevo soberano; y sólo lo pudieron terminar después de que Yo, en un sueño, le hube mostrado a Hanoc cómo debían proceder en sus construcciones. Porque Yo tenía compasión de los pobres hijos que sufrieron muchos malos tratos por parte de Caín extremadamente rígido, ordenado y legal. Porque reinaba sobre los suyos como un tirano, oprimiéndolos y manteniéndolos en terror y gran miedo de los castigos sin perdón ni compasión ––porque en él mismo no había amor sino únicamente obediencia ante toda ley–– sin tener en cuenta que una obediencia por mero miedo al castigo, en realidad, no es ni mucho menos una obediencia sino es mero amor propio... Sólo aquel que se ama a sí mismo respeta la ley por mero miedo del castigo, porque cuando experimenta el dolor del castigo se compadece a sí mismo en su debilidad irremediable. Sin embargo, a la mínima ocasión cuando nade le mira, maldecirá la ley y al legislador y, en cuanto pueda, pisará la ley con los pies.

9. Si en tales condiciones un hombre ha podido acumular cierta fuerza, entonces se lanzará con doble crueldad contra las leyes ––ya sean buenas o malas–– y las destruirá junto con el legislador que carece de todo amor. (Nota bene: Todo esto también debieran tenerlo en cuenta todos los soberanos y legisladores de la época actual; de lo contrario también a ellos les esperará la misma suerte... si se imaginan que el miedo es el único medio para mantener el orden y las ventajas que les resultan por la obediencia muda por parte de los esclavos; con lo que más pronto o más tarde, o sea aquí o en el Más Allá, experimentarán sensiblemente qué clase de frutos producirán las leyes que no tienen su origen en el amor más puro y desinteresado.)

10. Pues mira: Caín, dentro de toda justicia, actuaba con tanta crueldad porque ––tras las lágrimas del arrepentimiento de una mala acción–– frecuentemente no obtuvo mi plena Gracia ni mi disposición que tampoco le podía consentir, porque su arrepentimiento se orientaba únicamente hacia la pérdida de mi Gracia, pero nunca en la pérdida de mi Amor...

11. Aquel que está entristecido de esta manera, en realidad no siente la pérdida de la Vida sino más bien la de la vida holgada; con lo que su arrepentimiento no es real porque no busca la reunificación conmigo. E incluso si le diera lo que no pide ni quiere, tal intercambio finalmente sólo le causaría la muerte, porque precisamente en la libre voluntad de hombre se manifiesta lo que es la vida.

12. Ve, así fue en el caso de Caín, porque él había proscrito al amor para atenerse a la justicia... sin haber considerado que sin amor no hay justicia... y que, en realidad, la Justicia es sumo Amor sin el cual todo tendría que perecer...

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