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Capítulo 22 El Gobierno de Dios, Libro 1

8. Acto seguido todos se fueron para poner manos a la obra para construir una ciudad. De esta manera estuvieron trabajando durante sesenta años, y como las construcciones frecuentemente se derrumbaban, necesitaban mucho tiempo para erigir el edificio para el nuevo soberano; y sólo lo pudieron terminar después de que Yo, en un sueño, le hube mostrado a Hanoc cómo debían proceder en sus construcciones. Porque Yo tenía compasión de los pobres hijos que sufrieron muchos malos tratos por parte de Caín extremadamente rígido, ordenado y legal. Porque reinaba sobre los suyos como un tirano, oprimiéndolos y manteniéndolos en terror y gran miedo de los castigos sin perdón ni compasión ––porque en él mismo no había amor sino únicamente obediencia ante toda ley–– sin tener en cuenta que una obediencia por mero miedo al castigo, en realidad, no es ni mucho menos una obediencia sino es mero amor propio... Sólo aquel que se ama a sí mismo respeta la ley por mero miedo del castigo, porque cuando experimenta el dolor del castigo se compadece a sí mismo en su debilidad irremediable. Sin embargo, a la mínima ocasión cuando nade le mira, maldecirá la ley y al legislador y, en cuanto pueda, pisará la ley con los pies.

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