Help

jakob-lorber.cc

Capítulo 23 El Gobierno de Dios, Libro 1

15. Pero Hanoc se levantó furioso y dijo: «¿Cuántas veces aún queréis comer al día? –– ¿Acaso os imagináis que os mando recoger frutos para que podáis hartaros aquí sin más preocupaciones? ¿De qué, entonces, viviría yo y mi servidumbre que no trabaja como vosotros sino que tiene que portarme en los brazos –– siendo su señor? Por esto, ¡apartaos de mí y que de todos vosotros nadie ya se atreva pisar el umbral de esta mi vivienda señorial! En adelante mi servidumbre recibirá de vosotros los frutos que son para mi casa. Y vosotros mismos podréis comer frugalmente de los frutos que de por sí han caído de los árboles y de las zarzas... ¡Y esto se aplica tanto a los que recogen frutos como a aquellos que trabajan en la construcción! –– Con lo que tenéis un nuevo mandamiento que tenéis que cumplir... ¡Y ay del infractor!».

16. Sólo Caín tomó la palabra, consternado, y preguntó tristemente: «Oh Hanoc, gran soberano y anteriormente hijo mío, dime con justicia conforme a tu corazón: ¿Acaso tu padre y tu madre no están exentos de todo lo que mandaste sabiamente a tus súbditos, conforme a tu parecer? Ya que me tratas como a mis hijos, entonces dispón por lo menos que ellos alimenten a su padre y su madre. Porque ya somos ancianos y nos hemos vuelto débiles. O permite que podamos irnos de aquí hasta al fin del mundo, para que ya no tengamos que ver la gran aflicción de nuestros hijos que viven en la miseria bajo el yugo pesado de una justicia arbitraria».

17. «¿Qué me estás preguntando? –– ¿Acaso no soy justo cuando actúo según me instruiste y me diste el poder? Fuiste tú mismo el que únicamente a mí me declaraste exento de la ley, sin excepción tuya... ¿Cómo, entonces, exiges ilegítimamente algo tal de mí, cuando me obligaste a que contigo ––el primer legislador–– cumpliera con las severas consecuencias legales de la desobediencia, estableciendo de esta manera un ejemplo sin piedad para que sirviera de escarmiento para todos los demás? De modo que si actúo así, ¿acaso no es justo? Porque donde no hay amor sino únicamente mera justicia, ¿cómo puedes tú enfrentarte a mis leyes arbitrarias para conseguir una excepción en forma de una gracia que nunca puede ser compatible con la justicia de las leyes de tu soberano? El hecho de que seas mi padre, ¿qué me importa? Lo que soy, ¿acaso no lo fui por ti, sin que hubiera puesto la menor condición para tanto? Tú me engendraste ajeno a mi voluntad y me hiciste soberano, también ajeno a ella. Dime, pues: ¿Qué clase de compromiso legal pudiera yo tener ante ti, ante el hecho de que me trajeron a este mundo y me hicieron lo que soy sin que jamás nadie hubiera consultado con mi voluntad ––ni tuve voluntad ni puse condición alguna–– sino que fui un producto de tu lascivia y fui soberano a causa de tu ambición...

18. ¡De modo que huye de mi vista, adonde quieras, para que no te alcancen las consecuencias severas de la justicia! He aquí la única gracia que te concedo debido a mi libre voluntad de poder hacer lo que quiero. Y ahora, ¡ve y huye!».

Capítulo 23 Vista móvil Aviso legal