La sangre todavía caliente de nuestros pobres hermanos ha derretido el hielo alrededor de tu corazón, y ahora emana un gran calor de él... Por esto, ¡actúa en este calor y a nosotros caliéntanos con su abundancia!». – El Gobierno de Dios, Libro 1, Capítulo 27, Párrafo 26
|