Y ahora, si podéis y si os atrevéis, ¡responded a mis preguntas o decidme lo que pensáis hacer!... ¡Y decídmelo directamente a la cara tal como yo lo hice sin vergüenza alguna! Porque yo no aspiro al poder como vosotros, ni a una soberanía, ni tampoco a un imperio, sino únicamente al cumplimiento minucioso con las obligaciones de mi encargo, procurando en todo actuar al agrado del Dios antiguo... por cuyo motivo nunca cometí una injusticia, nunca abusé de una mujer, menos aún de una virgen y mucho menos aún de una doncella como vosotros acostumbráis... por lo que me llamáis “el Terrible”, dado que no quería ser un canalla como vosotros. – El Gobierno de Dios, Libro 1, Capítulo 27, Párrafo 40
|