A eso Meduhed cayó de rodillas y, en voz alta, pidió compasión y gracia. Como Set sólo habló palabras de Mí, en seguida se llenó de mi Amor. Se dejó ablandar por los ruegos lastimeros de Meduhed y dijo: – El Gobierno de Dios, Libro 1, Capítulo 30, Párrafo 12
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