3. Se levantó un gran bramido y el Amor fue inquietado y empujado por todos lados, de modo que el Amor temblaba hasta en su interior más íntimo. El Amor estaba consciente de ello y el bramido se volvió sonido. Y en el Amor el sonido se volvió Palabra, y la Palabra dijo: “¡Hágase la Luz!”. A eso en el Corazón ardió la llama del Amor encendido, y hubo Luz en todos los espacios de la infinitud. 4. Y Dios vio en Sí la gran Magnificencia de su Amor, y el Amor fue fortificado con la Fuerza de la Divinidad... De esta manera la Divinidad se unió con el Amor eternamente, y la Luz surgió del Calor.
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