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Capítulo 8 El Gobierno de Dios, Libro 1

Al reconocerse Adán, y Eva deslumbrada a través de él, subió en él un gran arrepentimiento desde el fondo de su corazón; y Eva tuvo vergüenza al enterarse de la desnudez de los dos. Atónita de pies a cabeza, ella cubrió su desnudez con hojas de una higuera y también Adán se sirvió de las mismas hojas para cubrir la suya. Acto seguido Adán, llorando lágrimas vivas de dolor, se escondió en una cueva; y Eva se ocultó detrás de un zarzal, llena de tristeza por ser la culpable de haber sido la seductora. – El Gobierno de Dios, Libro 1, Capítulo 8, Párrafo 12

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