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Capítulo 69 El Gran Evangelio de Juan, Libro 1

En Sicar. De la nulidad de los dioses. Valor y naturaleza de la Verdad y el camino que conduce a ella. El verdadero nudo gordiano. El secreto del Amor. Cabeza y corazón. La Verdad, su llave y su sitio

1. «Tanto tus antepasados como los dioses que ellos adoraban no tienen valor alguno», le expliqué al comandante. «Pues tus antepasados murieron ya hace mucho tiempo y, fuera de la fantasía de gente poética, sus dioses nunca han existido. Detrás de sus nombres e imágenes nunca hubo nada real. Por lo tanto, si abandonas esta fe tuya, más que vana, en tus dioses, no perderás absolutamente nada. Ellos no pueden confortar tu alma, al igual que los alimentos pintados en una tela no te pueden quitar el hambre. De modo que no hay nada en todo ello, y sí lo hay todo en la Verdad pura y única, y en la vida por ella y en ella.

2. Pues si vives basado en la mentira, entonces tu vida no es otra cosa que mentira y nunca podrá llegar a ser real. Pero si tu vida, emanando de la Verdad, también es en sí misma pura Verdad, entonces también resulta realidad todo lo que tu vida hace surgir de ella. A través de la mentira nadie puede averiguar y reconocer la Verdad, porque con la mentira todo es mentira. Solamente para aquel que por el Espíritu de la Verdad haya renacido a sí mismo, y se haya transformado así en Verdad purísima, para él hasta la mentira se vuelve Verdad.

3. Porque el que puede reconocer la mentira como tal, se encuentra en la pura Verdad, ya que conocer la mentira es conocer la verdad... ¿Me comprendes?».

4. «Amigo, ¡hablas bien y hay una profunda sabiduría en Ti!», reconoció el comandante. «Pero esa Verdad, grande y maravillosa, ¿dónde está y qué es? ¿Son las cosas tal como las vemos nosotros? ¿Un negro no las ve diferentemente? A los unos una fruta les parece dulce y agradable, pero a otros la misma fruta les puede parecer amarga y les da asco. Del mismo modo diversas razas humanas hablan diferentes lenguas, ¿cuál entre ellas es la buena y verdadera? Mucho puede ser verdad respecto al individuo. Sin embargo, una Verdad general que abarque a todas las individualidades en mi opinión nunca puede existir. Pero si es que la hay, ¡muéstrame dónde está y en qué consiste!».

5. «Amigo Mío, ¡he aquí el antiguo y bien conocido nudo gordiano que sólo el héroe de Macedonia pudo desatar!

6. Lo que ves y sientes con los medios de la carne corresponde a la carne y sus afines, y es inestable y pasajero como ella misma. Y algo que resulta inestable y pasajero, ¿cómo podría darte un fundamento para la Verdad eternamente estable e imperecedera?

7. No obstante, hay algo que existe en el hombre, algo inmenso y sagrado, y es el Amor que, a su vez, es un Fuego junto a Dios que reside en el corazón humano. Y por otra parte no hay Verdad sino únicamente en este Amor, porque el Amor mismo es la Causa primaria de toda Verdad en Dios, y por Él también en el hombre.

8. Si quieres observar y conocer las cosas en la Verdad absoluta, incluso a ti mismo, entonces también las tienes que observar y reconocer desde este origen, único verdadero, de tu existencia. Todo el resto es ilusión. Y la cabeza del hombre junto con su intelecto forma parte del nudo gordiano que nadie puede desatar con delicadezas.

9. El hombre, con el Espíritu del Amor en su propio corazón solamente puede cortar este nudo con fuerza, y entonces empezar a pensar, ver y conocer. Y una vez que esté en este nuevo camino, conseguirá penetrar en la Verdad de su propia existencia y vida y de cualquiera otra.

10. Tu cabeza puede crear dioses innumerables, ¿pero qué son? Te lo digo: Nada más que imágenes vanas y sin vida, creadas en el cerebro por su mecanismo incoherente. Mientras que en el corazón no encontrarás sino a un solo Dios que es verdadero porque el Amor, dentro de cuyo ámbito le encontraste, es la Verdad misma.

11. La verdad, por tanto, sólo se deja buscar y encontrar en la Verdad. La cabeza ya hace bastante si te procura la llave de la Verdad. Todo lo que te conduce hacia el amor puede ser una llave para la Verdad. Por esto, sigue estos impulsos y advertencias, descubre el amor de tu corazón y encontrarás la Verdad que te liberará de todo y cualquier engaño».

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