Help

jakob-lorber.cc

Capítulo 196 El Gran Evangelio de Juan, Libro 1

1. Kisiona entró en las despensas y encontró todas las provisiones bien ordenadas; fue a los graneros y vio que estaban llenos todos pues todo el trigo maduro de los campos había sido recogido. Fue a los corrales y encontró a vacas, ovejas y burros bien atendidos. También en las oficinas los libros contables estaban en orden; controló las cajas y todas estaban llenas; corrió a la enorme cocina y toda la comida estaba ya hecha, buena en calidad, cantidad y variedad. Cuando preguntó a los cocineros y a las cocineras cómo había ocurrido, sólo sabían decirle: «Un joven muy hermoso entró en la cocina y dijo: “Ya podéis disponer de las comidas, pues están todas en su punto”. Después se fue y cuando examinamos las comidas, nos dimos cuenta que todo era como nos había dicho. Pruébalas tú mismo y verás que todo está en su punto».

2. Kisiona las probó y como vio que los cocineros habían dicho la pura verdad, volvió rápidamente a la sala en la que Yo me encontraba. El joven, que estaba a mi lado, le preguntó: «Entonces, Kisiona, ¿estás contento conmigo?».

3. «Vi muchos milagros en mi casa, sin haberlos podido comprender; de modo que tuve que aceptar en mi corazón que para Dios todo es posible. ¡Pero esto de ahora es inconcebible! Todavía puede entenderse que un trabajo que a un hombre corriente le cueste un día entero pueda ser hecho en un instante por la mano fuerte de un hombre penetrado por el Espíritu divino. Pero cosa distinta es cómo un ser humano puede hacer cien trabajos diferentes en el mismo momento y en lugares muy alejados unos de otros. Una cosa así no la puede entender ni el más sagaz de los mortales. De modo que tengo que repetir: Señor, ten misericordia del pobre pecador que soy; pues no merezco que tomes morada en mi casa».

Capítulo 196 Vista móvil Aviso legal