Capítulo 2
![]() ![]() | El Gran Evangelio de Juan, Libro 5 |
Como se realizan milagros. 1. Transcurrida una hora, cuando la comida estaba enteramente consumida, Marco insistió a Rafael: «Bueno, amigo de los Cielos, ¿vas a darme ahora una explicación?». 2. Pero Rafael le contestó: «¡Mira, amigo, ya me gustaría explicártelo, pero de pronto a pesar de toda explicación la cosa seguirá siendo milagrosa - mientras tú aún no seas bautizado con el Espíritu santo de los Cielos! Una vez que el Espíritu del Señor se habrá despertado completamente en tu alma y se habrá hecho uno con ella, entonces entenderás todo claramente y eso sin haber recibido explicación alguna. Pero actualmente incluso la explicación más concluyente te dará poca Luz. Pues hasta el alma más perfecta en sí nunca comprenderá lo que es puramente espiritual; sólo el espíritu en ella puede comprenderlo... y el alma, finalmente, mediante su espíritu. Pero como de todos modos insistes en tener una seña, ¡mira un poco alrededor tuyo y dime lo que habrás visto!». 3. Asombrado, Marco miró hacia todos lados y vio que junto a cada mesa se encontró una multitud de jóvenes muy parecidos al Rafael, los que servían a los muchos huéspedes y que los proveían de todo. Muchos de ellos buscaban incluso peces completamente frescos del mar, se apresuraron con estos a la cocina, y enseguida los llevaron ya preparados a las mesas; pues los moros tenían mucha hambre y, además, les estimulaba el sabor agradable de las comidas. 4. A eso Rafael preguntó a Marco: «¿Comprendes ahora cómo me resulta posible realizar tan rápida y fácilmente algunas cosas, sobre todo cuando tienes en cuenta que un espíritu como principio penetrante del interior de todos los seres y de todas las cosas también con toda la materia, con la mayor eficacia, siempre podrá hacer lo que le place - y nada puede oponerle un obstáculo. Además, como ángel primario tengo un sinnúmero de ayudantes que en cada momento dependen de mi voluntad. Si llevado por el Señor yo quiero algo, entonces esta voluntad ya colma incontables de mis servidores subordinados, los que inmediatamente entran en plena actividad y en un tiempo que te parece inimaginablemente corto cumplen con el hecho pedido. Verdad es que yo mismo no hago nada; pero por medio de mi voluntad primaria eones de servidores desde su fundamento más interior son destinados a ser activos, y de este modo un hecho pedido se realiza rápida y fácilmente. Y esto con tanta más seguridad porque todo desde hace tiempos remotos ha sido previsto y preparado por el Señor y luego también por nuestra parte - todo ya previsto y preparado para una Obra... la que en el caso de necesidad ya os puede ser aplicada en una actividad externamente visible. 5. Sin duda arriba en el monte has visto como se ha creado una asna. Pues mira, así se origina todo cuando nuestra voluntad incita íntimamente a los espíritus naturales primarios que surgen de nuestros pensamientos, y de una u otra manera los incita a la actividad. Y solamente esto, amigo, te sirva de explicación - la que has deseado recibir de mí. Con las palabras del mundo y de la lengua tan limitada no puedo decirte más. ¡Por eso no continúes preguntando! Porque mientras que tú en tu en tu alma no hayas llegado a ser espíritu, nunca comprenderás más de lo que ahora comprendes. Pues nunca una criatura podrá penetrar por sí misma en el saber y el reconocer del puro espíritu. ¿Ahora me comprendes un poco mejor?». 6. Marco estaba completamente satisfecho con esta explicación y dijo: «Te agradezco esta buena explicación, porque considerando todo que he visto y oído, comprendo con toda satisfacción como tú, mi más querido amigo celestial, realizas tus prodigios - y especialmente lo del cumplimiento tan rápido de los hechos pedidos a ti. Y ahora puedo afirmar abiertamente que incluso con cada milagro hay algo que se produce de una manera algo material, de modo que siempre depende de una unión de las fuerzas - si en alguna parte un hecho debe ser cumplido muy rápidamente. Pues entre vuestros procesos periódicos encuentro cierta semejanza con vuestros hechos espirituales más milagrosos y los encantamientos de los mágicos terrenales - y esta semejanza consiste en lo que tú llamas providencia y preparación... 7. Sabes, mi amigo celestial, ahora hablo sin rodeos, como me lo pienso. Tan súbitamente y sin toda clase de preparaciones ni de providencia, tal vez a vosotros os resultará tan difícil a realizar un hecho maravilloso realizable como a un mago, sin cualquier preparación ni previo acuerdo con otros ayudantes que han de secundarle. Verdad es que todos los demás hombres deben saber nada de eso, de lo contrario la magia tendría muy mala cariz. De eso para mí mismo infiero esta conclusión seguramente difícil a refutar: Al Señor –y a vosotros mediante Él– todas las cosas son posibles, ¡pero nunca de manera imprevista, sino tal vez previstas desde eternidades y espiritualmente ya desde hace mucho tiempo puestas en un proceso periódico! De modo que lo que aquí de esta manera se cumple como hecho exterior, ya era previsto y preparado desde hace mucho tiempo. 8. Por eso una Tierra como la nuestra no puede entrar en una existencia perfecta por un todopoderoso “¡Hágase!”, sino sólo con el tiempo... después de muchas preparaciones precedentes, a las que esta Tierra actual tal como ahora es y existe debía originarse como una consecuencia necesaria. Del mismo modo también es imposible que cualquier cosa pueda originarse en una existencia súbita, perfecta y duradera. Pero todo lo que se origina rápidamente, desvanece igual de rápidamente. El relámpago, por ejemplo, nace rápidamente y desvanece igual de rápidamente. Otro asunto es si una cosa se encuentra en una existencia duradera: imposiblemente podrá desvanecer tan súbitamente, sino sólo poco a poco a modo de períodos, tal como ha sido nacido. Por tal razón, algo que nunca fue previsto ni preparado, nunca podrá ser puesto en obra ni mediante el “¡Hágase!” más determinante de la voluntad más firme - y eso no en el caso del nacimiento ni en él del desvanecimiento... De modo que hay que considerar todo como una obra milagrosa pasajera, y cada acontecimiento es una consecuencia necesaria de los muchos procesos periódicos. 9. Ves, mi amigo de los Cielos, únicamente al Señor sea toda la alabanza. ¡Pero me parece que evidentemente he comprendido tus explicaciones más profundamente de lo que tú en el principio te habías imaginado! Pues sí, mi querido Rafael, ¡ves, los viejos romanos no tienen pelo de tonto como muchos se los figuran! ¿Qué te parece ahora - te he comprendido o no?». |
Capítulo 2
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