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Capítulo 2 La Infancia y Juventud de Jesús

El nuevo velo del Templo. Trabajo de María con el velo

1. En aquella época el velo del Templo estaba ya muy deteriorado y era necesario arreglar los defectos.

2. Por esto los sacerdotes reunidos en consejo constataron: «Habrá que hacer un velo para el Templo del Señor y así poder reparar el deteriorado.

3. De acuerdo con la Escritura, pudiera ser que hoy o mañana se presentase el Señor. ¿Cómo quedaríamos ante Él si encontrase el Templo tan descuidado?».

4. «¡Que criterio más insensato!», criticó el sumo sacerdote. «¡Cómo si el Señor cuyo santuario está en el Templo ignorase la situación del mismo!

5. A pesar de todo, mándame siete vírgenes inmaculadas del linaje de David y sortearemos el reparto del trabajo».

6. Los mensajeros se fueron en busca de vírgenes inmaculadas del linaje de David, pero -y esto con dificultad- sólo encontraron seis.

7. El sumo sacerdote se acordó que María, a la que hacía pocas semanas habían entregado a José, también era del linaje de David y lo indicó a los mensajeros.

8. Estos se fueron para informar a José, que se presentó con María, acompañado por los mensajeros del Templo.

9. Cuando las vírgenes estuvieron reunidas en el atrio, el sumo sacerdote salió para hacerles entrar en el Templo.

10. Allí dentro, todos reunidos, el sumo sacerdote tomó la palabra:

11. «Oíd, vírgenes del linaje de David, que conforme a la Voluntad de Dios ordenó que el bordado fino del velo que separa al santísimo del Templo siempre fuera ejecutado por las vírgenes de su linaje.

12. Y que, según su testamento, habría que repartir el trabajo mediante un sorteo. Después cada una de las vírgenes debe cumplir con su trabajo lo mejor que pueda.

13. Aquí veis el velo deteriorado y en esta mesa están ya preparadas las diversas materias primas necesarias para el trabajo.

14. Ya veis la gran falta que hace. Proceded en seguida al sorteo para que se decida quién de vosotras va a hilar el hilo de oro, el de amianto y el de algodón,

15. él de seda, luego el de color jacinto, el de escarlata y el de púrpura auténtica».

16. Un poco tímidas, las vírgenes procedieron al sorteo, mientras que el sumo sacerdote rezaba por ellas.

17. De acuerdo con el resultado, a la virgen María, hija de Ana y de Joaquín, le tocó el escarlata y el púrpura auténtico.

18. Dio gracias a Dios por este trabajo para realizarlo en su honor, tomó la materia prima y volvió con José a su casa.

19. Llegados allí, María empezó su tarea con buenos ánimos. José le recomendó mucho celo, la bendijo y volvió a su obra.

20. Esto aconteció precisamente cuando Zacarías, con ocasión de un sacrificio en el Templo, enmudeció como castigo por una falta de fe. El sorteo de las vírgenes tuvo lugar bajo el sustituto de Zacarías.

21. María era pariente de Zacarías y de su sustituto, lo que le llevó a duplicar su celo para, tal vez, ser la primera en terminar su trabajo.

22. Pero no fue por llamar la atención sino porque se imaginaba que para el Señor sería una alegría mayor.

23. Primero empezó con el hilo escarlata porque éste, para hilarlo, necesitaba la máxima atención. Porque de lo contrario el hilo sería unas veces más fino y otra vez más grueso.

24. Todos los que venían a casa de José se admiraban de su habilidad extraordinaria.

25. Al cabo de tres días terminó con el escarlata y, sin tardar, cogió el púrpura. Pero como había que humedecerlo continuamente, tenía muchas veces que salir con el cántaro a buscar agua.

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