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Capítulo 3 Carta a Laodicea

1. Y yo os dije: “¡Evitad la mentira porque es la hija más cercana de Satanás!”, porque ahora —como he averiguado a través de Ninfas y, de la misma manera, a través del Espíritu de Cristo dentro de mí—, habéis migrado en gran parte, a la doctrina de los preceptos humanos.

2. Porque, ¡¿qué otra cosa es el templo sino sólo un precepto humano, una obra muerta hecha por la mano del hombre, es decir, un sueño vano que siempre se esfuma apenas el ojo despierta del sueño?!

3. Siendo así, ¡entonces el templo es una mentira a la que acudís para engañar y estafar a vosotros mismos, porque creéis que en él entregáis la honra a Dios; además mentís a Dios mismo si pensáis que de esta manera le ofrecéis un servicio de sacrificio importantísimo!

4. ¡Necios! ¿Qué servicio queréis hacer al Todopoderoso que ya había creado el Cielo y la Tierra mucho antes que Él os haya creado? ¿Qué es lo que tenéis ahora que no lo hayáis recibido con anterioridad? Y si lo habéis recibido, ¿por qué hacéis como si no lo hubierais recibido?!

5. ¿Queréis acaso con esto realizar un servicio agradable al Señor, adorándole en un templo, construido por las manos de los hombres, a través de ceremonias e inciensos, y a través de oraciones muertas escritas sobre papiros largos o anchos?

6. Oh, mirad, ¡cuánto os ha engañado un apóstol de Satanás! Acaso no fue Cristo —en Quien vive la plenitud de la Divinidad— sentenciado a muerte en el Templo? ¿Acaso no profetizó Él Mismo con anticipación sobre su completa destrucción?

7. ¿Cómo pues Él pudiera tener ahora complacencia en lo que ha advertido mucho a sus discípulos y, en el espíritu, también a mí diciendo: “¡Cuidaos de la levadura de los fariseos y los sumos sacerdotes!”? — ¡¿Y ahora queréis reconstruir la antigua casa de juicio, que ante Dios es un horror, para que sea una morada del Señor y para que en ella queráis matarle múltiples veces?!

8. ¡¿Cuán ciegos y cuán mundanos os habéis vuelto para no tomar conciencia de esto ya a la primera vista?!

9. ¿Acaso no es suficiente que Cristo haya muerto una vez para todos y ahora todos nosotros junto a Él para que resucitemos estando todavía en nuestra carne, para obtener el verdadero reconocimiento de su Espíritu que está en nosotros y para el reconocimiento del Padre que nos amó ya antes de que existiera el mundo?

10. ¿Cuántas veces queréis matar aún a Cristo, a Él que es el único Vivo eternamente que nos ha despertado de la muerte hacia la Vida Eterna a través de su Resurrección gloriosa?

11. Pero yo, Pablo, os digo: ¡Id y destruid el templo, eliminad el día festivo del calendario, destituid al falso obispo y sus servidores que quieren enriquecerse a costa del trabajo de vuestras manos al igual como hacen los de Jerusalén y que ya han construido una caja metálica muy grande para guardar el oro y la plata que ahorrasteis,

12. y quemad las vestimentas adornadas que ahora son un horror ante Dios, así haréis al Señor un servicio mucho más agradable que dejaros matar espiritualmente en aquel templo durante mil años!

13. Pero si queréis una casa completamente agradable a Dios en medio de vosotros, entonces ¡construid un hospital para enfermos, los que sufren, lisiados, ciegos y sordos, y una casa para viudas y huérfanos, y una para los extranjeros accidentados, sin excepciones, sean quienes fueran!

14. A todos estos recibidlos con alegría y compasión, y compartid todas vuestras bendiciones con ellos, así como el Señor Jesucristo lo ha hecho dos veces con nosotros, cuando Él sació con la plenitud de su Bendición a miles de hambrientos; de esta manera ofreceréis a Él, al único Santo, un servicio verdadero y agradable para vuestra propia salvación.

15. Porque Él mismo lo ha recomendado cuando dijo; «¡Y lo que hacéis a los más insignificantes de estos pobres, a Mí Me lo habéis hecho!».

16. ¡Si en repetidas ocasiones Él manifestó claramente que esto es el servicio agradable para Él, ¿cómo es posible que queráis uno que, ante Él, es una atrocidad, de olor nauseabundo y pestilente?!

17. ¡Pero un corazón lleno de amor es el único Templo agradable y vivo para Dios, el Señor en Cristo, y éste le es mucho más querido que un mundo lleno de templos salomónicos que están muertos todos, mientras que el corazón está vivo y puede amar a Dios y a todos los hermanos! Por eso, ¡construid de nuevo este Templo en vuestro interior y en forma espiritual, y ofreced sacrificios en él vivamente al Señor todo el tiempo!

18. ¡No el templo, ni la ceremonia, tampoco el sacerdote, ni el obispo; tampoco el Pablo y sus discípulos; no el judío, ni el griego, tampoco la circuncisión de los judíos o el prepucio; no el templo de Salomón, así como tampoco el no-griego, el escita (skythe), el gentil, el libre, el esclavo; ni el Sabbat (celebración del sábado), ni la luna nueva, ni el año de jubileo vale algo ante Dios, sino únicamente Cristo que es el Todo en todo!

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