31. Pero vosotros, padres, no hagáis amargos los ánimos de vuestros hijos a través de palabras duras y maltratos, para que ellos no se vuelvan tímidos ante vosotros y se conviertan en serviles cobardes e hipócritas; porque a través del amor podéis convertir en tierno a un rebelde manifiesto, ¡pero un hipócrita y adulador es incorregible! 32. También os digo a vosotros esclavos y siervos de vuestro señor: Sed obedientes a ellos en todas las cosas que no están en contra de Cristo —pero no con un servicio que simplemente agrada la vista para cortejar a vuestros señores, sino en la verdadera sencillez de vuestros corazones y en creciente temor a Dios.
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