Oh, mirad, ¡cuánto os ha engañado un apóstol de Satanás! Acaso no fue Cristo —en Quien vive la plenitud de la Divinidad— sentenciado a muerte en el Templo? ¿Acaso no profetizó Él Mismo con anticipación sobre su completa destrucción? – Carta a Laodicea, Capítulo 3, Párrafo 6
|