3. La pequeña mosca zumba para honrar a su poderoso Creador. Llevada por sus propios impulsos revolotea en este mar de amor, pregonando claramente las palabras de la Gracia, y señalándoos los caminos que debéis andar con toda humildad. 4. Observad como ese diminuto insecto gira alegre y obediente, siguiendo con gratitud la orientación que Yo le doy. Jamás se obstina por el fruto prohibido. No está tan cerca de vosotros por casualidad: aunque el instrumento parezca insignificante, ¡fue escogida por Mí! 5. Le di un par de alas tan ligeras como el éter para que pudiera levantar su vuelo por los aires, revoloteando entre los rayos del Sol y absorbiendo la luz con sus ojillos, con el fin de conducir esa luz para dar vida a las formaciones muertas, ofreciendo a la rigidez inerte testimonio de mi Clemencia suave y vivificadora.
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