Es preciso subrayar que la mayoría de los condenados que pierden su vida de manera violenta, llegan al mundo de los espíritus como fugitivos llenos de ira y sed de venganza, y padecen alucinaciones durante cierto tiempo. Tales almas, criminales verdaderos contra los mandamientos de Dios, son atraídas al infierno para ablandar en su elemento su sed de venganza. Una vez conseguido, vuelven al mundo de los espíritus para empezar la prueba de su liberación, limitada condicionalmente. – Roberto Blum, Libro 1, Capítulo 2, Párrafo 2
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