Al muchacho no se le formulaban más de diez preguntas, por lo que fácilmente se comprende que un examen apenas dura más de un minuto, y si respondía acertadamente las primeras preguntas, se le eximía de las demás, en la mayoría de los casos. – Los Tres Días en el Templo, Capítulo 1, Párrafo 7
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